Ahora, Lalo ha confesado, ha ido y ha declarado su
responsabilidad en los hechos, él te atropelló, lo sabes tú, lo sabe él, lo
sabe el emepé, lo saben los vecinos, Dios y el mundo, estaban tomados y en un
acto voraz El suave te sesgo la vida, por eso ahora no estás y fumo como si
hubiera perdido un hermano en el cual sembré sueños que ahora advierto altos en
le cielo y te quiero. Me conoces, sabes que he perdonado, y sabes que hay un
Estado responsable de averiguar los hechos. Hasta donde sabemos en México, no
se puede andar atropellando campantemente a la gente así nada más.
Se dice por los hechos referidos en el vecindario, que el
responsable del homicidio “mandó de vacaciones” a los policías de la PBI que
resguardan las puertas de la Escuela Nacional de Homeopatía del IPN; calle donde se yergue ahora tu Cruz; estos rumores son creíbles cuando el fiscal para reservar el caso, argumenta que a estos policías no le “constan los hechos”.
El suave (Lalo), en busca de evadir la justicia, vende el
auto con el que te atropelló, y lo declara al confesar que fue él quien consumó
los hechos; al no tener los peritos acceso al auto con el que sucedió el
evento, el fiscal argumenta que esto es un “obstáculo material” para juzgar el caso; leo la
notificación y advierto que no sólo Lalo busca evadir la justicia, también el
Fiscal y los policías y el sistema corrupto.
Hijos del miasma herederos del dolor, el bono demográfico
acomodándose en el delirio del sicario, y los padres de familia corresponden,
suenan las campanas de la corrupción y las autoridades acuden al llamado del
dinero fácil.
Si nadie está por encima de la Ley, es necesario que se
juzgue este caso, conforme a Derecho, que se haga esa gracia llamada reparación
del daño, que para la pérdida de una vida, sabemos siempre será
insuficiente.
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